sábado, 7 de marzo de 2015

Escucho, en un programa de radio de Onda sierra (http://youtu.be/tGNtj_mOAr4),a la representante del Partido Popular afirmar que, en estos cuatro años, en El Boalo, Cerceda y Matalpino, se ha llevado la política a la calle. Y lo expresa con desprecio y transmitiendo una preocupación que intenta infundir miedo. Un miedo atávico, interesado en provocar a quien lo escucha recelos del pasado. Aún no ha entendido el mensaje que clama la ciudadanía que, desde un 15 de Mayo, exigió recuperar su capacidad de decidir, recuperar su derecho a tomar parte y se niega a ceder la representación a quien la usa para sus intereses u otros intereses aún más oscuros. El cacique no debe volver a gobernar nuestras vidas. La política debe estar en la calle, al aire, transparente. O, acaso, aún se quiere que quede entre paredes de despachos oscuros de ayuntamientos, entidades bancarias y empresas de conocida reputación. Me preocupa que, desatendiendo a las demandas de aumentar la capacidad de decidir de los ciudadanos y ni escuchando siquiera las recomendaciones de su propio partido que, en un desesperado intento de captar votos, propone celebrar asambleas locales para reforzar los intereses electorales en la comunidad autónoma, los representantes políticos se aferrena un poder que no les es otorgado. El grito NO NOS REPRESENTAN expresaba el rechazo a su manera de gobernar, a su negativa a responder a los intereses y demandas de quienes votamos. Quiero que mi voto sirva para expresar mi exigencia de que todxs los r representantes intenten buscar fórmulas de consenso, de diálogo y de construcción de soluciones participadas por y orientadas a lxs ciudadanxs. No votaré a quien quiera construir mayorias para excluir. Invito a todos los partidos a despojarse de sus intentos de imponer un programa y que busquen fórmulas para atender a los modelos de gobierno y participación que se está demandando en todo el mundo, por parte de vecinxs, entidades ciudadanas, empresas responsables, organizaciones políticas éticas y por parte del propio sentido común y del de la justicia. No votaré a quien crea que puede limitar mi derecho a participar únicamentea a ser informado o aser escuchado. Mi derecho a participar no se constriñe, se expresar en poder colaborar, construir alternativas y cogestionar mi comunidad. No voy a ceder este derecho y si delego mi representación exijo un comportamiento ético y responsable en quien asuma está representación. A estas alturas, parece impensable que tengamos que defender algo tan básico como que «La soberanía nacional reside en el pueblo español, del que emanan los poderes del Estado».